Cual mordiscos de serpiente,
tu boca muerde mi boca,
latía mi corazón
pensando que estaba sola.
Cabeza, corazón y sed,
brota el jugo de las rocas
torpes palabras sórdidas
escondidas tras las sombras.
Tu boca, mi boca, el silencio
viene el mar con sus olas
de amor, caricias y risas
de otoño cargados de hojas.
Jugamos al escondite y
por cada beso una rosa
y tu boca y mi boca mordían
serpientes detrás de las rocas.
Los sueños antes palabras,
sólo son hechos ahora
y entre tu boca y la mía
un campo de amapolas.
El viento capitán y dueño
peinaba sus tiernas corolas
reíase perplejo pensando
en su rojo color de amapola.
La luna tu boca miraba,
al tiempo que estaba celosa,
-quién pudiera dar ese beso
entre espuma, rocas y amapolas.-
El sol escuchaba su canto,
su clara voz de amazona;
-¡Ay quién pudiera tener
a mi luna entre las olas,
darle un beso de serpiente
escondidos tras las sombras.-
En la calle les cantaban,
canciones de cuna las mozas,
el sol y la luna no pueden,
unir poco a poco sus bocas.
De pena en el ancho mar,
secan el agua las esponjas,
el sol y la luna callados
juegan al escondite entre olas.
Cual mordiscos de serpiente,
tu boca bebe en mi boca
mientras el corazón renace,
al ver que no estaba sola.
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