la luz consumida de una vela que me ciega.
No es tu mirada, la que me hace no ver.
Eres tú, que sin tocarme, me tocas,
que sin hablarme, te escucho.
Porque bastan tus ojos
para calmar mi soledad,
basta tu presencia,
para sentirme entera.
Entonces soy feliz,
feliz de tenerte tan cerca.
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